Mariela Alonso en: Besos Brujos


"Besos Brujos " De José Ferreyra

¡Déjame! No quiero que me beses,
por tu culpa estoy sufriendo
la tortura de mis penas.
¡Déjame! No quiero que me toques,
me lastiman esas manos,
me lastiman y me queman.

Esto cantaba Libertad Lamarque en la película Besos Brujos. Suena gracioso, pero quien no se sintió desesperada en algún momento y juró casi morir de amor. Después el tiempo pasa (a veces horas o dos días) y un nuevo amor, o algo que se le parezca, hace olvidar al anterior.
Una vez, hace ya varios años, fui llevada por mi amiga Camila hacia el barrio de la Boca. La idea era distraerme, porque yo estaba o creía estar pasando el peor momento de mi vida. Él, que iba a ser el padre de mis hijos me había dejado. Llegamos una noche de verano en busca de un famoso antro de rock, pero como corresponde a todo día triste, el lugar estaba cerrado.
Por lo tanto, estábamos las dos solas en la vuelta de Rocha, casi a las doce de la noche y muertas de frío, porque obviamente continuando con mi suerte, el clima había cambiado. Lo único abierto era un bar antiguo y clásico de la zona, decidimos entrar, ya que yo necesitaba algo de alcohol. Una mina cantando tangos y lo hacía muy bien. Yo le pedí que cante Los mareados (era el único título que me acordaba). Una voz masculina con acento europeo festejo mi idea y después…estaba en mi mesa con copas y un vino carísimo y nos invito a brindar. Era él, el cantante que yo seguía, que escuchaba todos sus temas .Él, no uno de sus imitadores.
No hace falta contar que mi suerte cambió esa noche, que fue una ocasión para demostrar que era una mujer además de una dama y la aproveche. Son esos Besos Brujos, que quizás se olvidan en pocos días , aunque se recuerdan muchas noches.


Pd: él que me había dejado. Volvió, obvio. Todavía lo aplaudo por haberme abandonado esa noche.

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