No sabía por dónde empezar el post de hoy. Fue una semana larga y con muchas sorpresas. Esas que son algo parecido a esto: “Tenía 13 años, venía caminando por la vereda de mi casa y mi vecinito de al lado (del cuál estoy enamorada en secreto) me tira un balde de agua desde el balcón.. Porque es carnaval!”. No sé si se entendió pero, a estas alturas, ya confío en ustedes.
También puedo decir que fue una semana con aire a fantasía... En un momento (no recuerdo que día) estuve en el medio de la tormenta, en un barquito bastante pequeño, creo que sola… Sí, estaba sola. Algunos tripulantes decidieron parar y bajarse un rato en la isla de Lost, y quedarse con Sawyer, Kate y Jack. Por alguna razón preferí quedarme en el barco por si venía a mi rescate Desmond. Pero no… No vino… después de todo mi nombre es Antonia y no Penélope.
En fin, seguí en mi barco esperando a no sé quién, porque nadie vino. Fue la semana que menos se acordaron de mí. Entonces, de tanto esperar, decidí bajar un rato a la isla. Pensé que por ahí podía tomar algo de sol. Bajé y nadie me esperaba como bien suponía. Lo primero que encontré fueron una hojas sueltas de un diario de una mujer que había estado llorando los últimos días (eso leí en algunas frases escritas por ella). Caminé un poco más, porque me había dado un poco sed (necesitaba encontrar un arrollo) y a qué no saben?... No, ni Jack ni Sawyer. A mí también me hubiera gustado encontrarme con uno de ellos pero no. Me encontré con el idiota que me tiró el balde de agua fría. Me miró, me dió la mano y empezamos a caminar por la playa. No sé de qué hablamos… pero yo hablaba raro… y él también… Sí, creo que era una especie de español al estilo Shakesperiano. Caminamos un largo rato y mi príncipe amarillo en un momento no encontró nada mejor que desnudarse y tirarse al mar. “Mi dulce misteriosa amante, quiero sentir el frío del océano y me gustaría que me acompañéis”. Sí, eso y así me lo dijo. Y ahí mismo me desvestí, quedé desnuda y nos tiramos al mar…
El frío y la sal me entraron en los huesos… también en la nariz. Creo que me ahogué…. “No tengo valor” alguna vez dije. “Mentira! Sos una guerrera!” Me dijo mi mamá un día que sentía que el mundo se me caía a pedazos.
Se oscureció el día y la noche me encontró en la calle caminando del brazo de un caballero que no conocía y del cual no recuerdo siquiera el nombre… Nada de esto lo soñé, todo fue delirio de una semana de primavera.
8/2/13, 9:40
que hermoso