Aurelia en: Que me parta un rayo


Top Secret, Jim Abrahams, 1984.

Nunca se sabe cuando se puede sufrir síntomas de abstinencia.
Me fui de viaje varios días, muy lejos, donde te congela el viento sur. Tuve que hacer dedo para ir al pueblo más cercano con Internet. Postear y cerrar. Uno no se da cuenta lo que tiene hasta que lo pierde. Incómoda, como cuando te sentás en un inodoro ajeno, me salieron los acentos del teclado chanfleados hacia el otro lado.
El lunes, esperando en la ruta, con mi post listo escrito en la libreta, me partió un rayo.
En medio de la nada: yo. Una comunión de un furioso voltaje entre el cielo y la tierra, me dejó frito el cerebro y me rostizó la carne. En algún momento tendría que haber entrado un gaucho en caballo y alzarme en brazos, pero eso a mí nunca me pasa.

Ahora creo que tengo superpoderes. Puedo ver el aura de la gente. Una vaca me habló, me miró a los ojos y me lo dijo:
-Apruuvecha este muuumentuuu de muuditación. Nnuuu te expongas. Muura en tuu interiuuur.

Me pusieron en un colectivo y me devolvieron a Bs. As.
Mi hermana que viene a ayudarme a cambiar el vendaje de la cabeza duda si lo que me pasó fue en una fiesta pasada de pepas.
Siento que este es un momento bisagra en mi vida.
De ahora en más voy a ahorrar palabras. No hablar tanto de mí.
Y que me parta otro rayo si lo que digo no es cierto.
Y que me caiga muerta ahora mismo.

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