A veces me pregunto por qué apareces cuando menos te necesito. ¡Sí! ¡Cuándo menos te necesito! Odio saber que me movés más que el piso, más que el suelo que piso diariamente.
Estoy con alguien y la cosa cada vez va mejor. ¡Todo viento en popa! El hombre perfecto e ideal de los primeros meses de noviazgo. Sin embargo, el corazón de un@ es tan confuso a veces… tan maldito que en la punta de la ola te devuelve de nuevo a la costa.
Yo estaba bien disfrutando de mi burbuja rosa de amor hasta que a vos se te ocurre aparecer. Así, como si nada, sin aviso… Me llamas a la madrugada desde algún rincón de Argentina y simplemente decís: “Nada, te extrañaba, y te llamé… ¿está mal?” ¡¿Qué si está mal?! ¡Claro que lo está! No podes llamar después de meses y simplemente decir “te extrañaba”. ¿Y yo? ¿Lo que yo te extrañe? ¿Eso no vale? ¿A dónde quedan mis ganas de cortarme los dedos para no llamarte?
No querido… Esta vez no caigo de nuevo…
Estaba durmiendo, el timbrazo me sobresaltó, atendí medio dormida, te escuché, miré al hombre que dormía al lado mío y simplemente corté y apagué el celular…
A veces me pregunto por qué apareces cuando menos te necesito. Sí! cuándo menos te necesito! Odio saber que me movés más que el piso, más que el suelo que piso diariamente.
1/4/11, 5:51
Me he sentido tan identificada con este post... ¡cuanta razón en él!